domingo, 20 de abril de 2008

Viaje y narración

            Uno viaja para conocer algo, por una inquietud, una idea, un deseo. Partamos de que si uno quiere conocer algo, es porque antes se tomó contacto con información relativa al lugar en cuestión, y a partir de este contacto se habrá formado una concepción, en la mente del individuo. Veremos cómo esta concepción es errónea, parte de juicios arbitrarios, basados en información estereotipada de los medios de comunicación, en referencia a los destinos que se quiere visitar.
            Otro punto para analizar, es el de la necesidad de viajar para contarlo, en el que podemos ver que todo viaje lleva aparejada la necesidad de construir un relato, y el temor de que ya no se pueda viajar sin la excusa de un relato futuro (Caparrós, 1992).
            Al no pertenecer a la cotidianeidad el lugar que visitamos, pasa al terreno de lo extraordinario, y a pesar de que la globalización que debería acabar con este principio ancestral, ya apunta a unificar todas las culturas, a producir esa sensación universal de “eso ya lo conozco”, todavía cada lugar sigue conservando su mística propia, algo que está ahí, pero que no es visible para las cámaras, que es sólo perceptible para quien vive allí durante un tiempo.
            Ginzburg habla del saber iniciario, el saber del cazador, del marinero, del artesano, del adivino, saberes singulares, transmisibles pero no sistematizables, que no se basan en la cuantificación o reiterabilidad de los fenómenos. Su saber esta basado en lo concreto de la experiencia, y esta experiencia es la base de la narración, en sus palabras "el gesto tal vez más antiguo de la historia intelectual del género humano"(Ginzburg, 1983).
            Arribamos a una nueva concepción de viaje a partir de estas consideraciones. Redefinimos viaje entonces diciendo que “Viajar es experimentar nuevas experiencias para luego construir un relato de ellas" y podríamos ampliarla agregando “incluyendo aspectos que quien no se personalice en el lugar de estudio no será capaz de apreciar de manera tan vívida, ni deducir de manera efectiva" haciendo referencia al concepto de saber iniciario.

Referencias:

Caparrós, M. (1992). Larga distancia.
Ginzburg, C. (1983). Señales, raíces de un paradigma iniciario.